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martes, 4 de enero de 2011

Letargo por Madrid

Ahora que…, de nuevo, por Madrid. Con la misma ilusión de visitar la ciudad de los poetas malditos, de las palabras perdidas, de los versos escondidos. Desde la ventana de mi habitación solo puedo llegar a divisar una parte de este palacio al aire libre. En las calles se respira resaca por la despedida de un año bueno, y alegría por la avenida de uno nuevo. Las luces de las farolas se encargan de guardar los secretos de esta estrella del firmamento, que nunca llevó ni antifaz, ni miedo, ni remordimiento.
Paseando, recorriendo las avenidas, surgen de nuevo las historias que creí eliminadas de mi mente, los caminos surgen a mi paso y todos acaban en el mismo lugar, en los rincones más intrigantes y misteriosos de Madrid. Todo aquí podrá cambiar, pero seguirá siendo la misma ciudad de la que me enamoré, sumida en un letargo, los años no pasan por ella, no envejece. Los edificios, las plazas, los monumentos y terrazas no se olvidan en este enero por Madrid, recién pintado con una fugaz fragancia que nunca tiene fin. Y en la vida que circula, no duerme nunca, no está cansada, tiene tiempo para rato, y no desea perderlo. Letanías llenas de pedrerías por las estaciones de las alegrías, tocadas por violines desechos en las iglesias del derecho. Y en el mismo sofá se sientan los amores y las preguntas envenenadas, los besos son cortos, efímeros y con respuestas poco acertadas. Siempre por prudencia no pierde esa elegancia tan marcada, te dejas llevar por ella, imposible escapar, como un guión de noche de bodas. Tantas canciones, tantos versos escritos en las paredes, tantos poemas olvidados por Madrid, dejados al lado de un candelabro roto y una pluma apagada. La ciudad donde las conversaciones no se pudren, siguen vivas como las lenguas que se juntan al final.
“Pongamos que hablo de Madrid”, una ciudad sin principio, sin fin. 



1 comentario:

  1. "Los besos son cortos, efímeros y con respuestas poco acertadas" Explícame esto porque a veces la única respuesta acertada es un beso ("un beso de esos que son el primero", como dice la canción de Zenet).

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