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martes, 1 de febrero de 2011

El sueño olvidado

Recuerdo, recuerdo un cuadro colgado en la pared del cuarto de la casa donde cuando era niño, jugaba a ser mayor. El cuadro no era grande ni pequeño, ni ancho ni largo, era normal. En el se representaba lo que algunas veces sueño en las noches del largo invierno. Quizás ahora sea el momento de descubrir, de desvelar los secretos que se esconden tras los sueños soñados.


Recorría un largo pasillo, negro, sumido en la oscuridad, pero con la suficiente luz para poder ver cual era el final de ese camino tan largo, tan oscuro, tan al fondo de mis sueños. Cuando ya había llegado descubrí que era una puerta, y la indecisión me invadió, debía o no abrir esa puerta, debía o no desvelar los secretos. Haciendo caso a la razón, la abrí. En su interior, una habitación vestida de azul, solitaria de bienes materiales, mas al fondo había una ventana y asomada a ella, una mujer con un largo vestido de seda y una melena morena y brillante. Ella me daba la espalda y miraba fijamente hacia el exterior, hacia un enorme mar, que se confundía con el cielo más allá del horizonte viejo que tantas veces había observado. Decidido, me acerqué a la mujer, me puse a su lado, pero seguía sin poder verle la cara, esa cara que tantas veces había soñado con poder admirar. Así que, resignado y echándole una última mirada de gratitud a ese mar inexistente, me di la vuelta y cerré la puerta. Otra vez, expulsado de mi cuadro, otra vez, sin poder verle la cara a mis sueños. 

2 comentarios:

  1. Quizás no sea el momento de verle la cara a esos sueños =]

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  2. O simplemente quizá todo se desvela al final. Quizá ese momento no tenía que suceder antes, sino ahora o mañana, o dentro de un año, quien sabe. Lo que creo es que al final todo acaba sucediendo;P

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