Mi mirada encontró
subido en el autobús,
esos ojos
difuminados en el cielo azul.
Sin poder evitarlo
me senté a su lado,
y me quede mirando
ese largo pelo, estrellado.
Y tú tan solemne
mirando por la ventana,
absorta en tu mundo
esperando ser amada.
Que buscaba en tu mirada
mi mirada ya enamorada,
tal vez perderse en tus ojos
sin querer ser rescatada.
Que hubiera dado yo
por saber solo tú nombre,
que lastima de mí
que no supe ser un hombre.
En la parada, tu bajaste
y yo pensando me quedé,
“miradas que nunca,
que nunca se llegaron a ver”.
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