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domingo, 9 de enero de 2011

Conversaciones en un bar de poca gracia

Una cortina de humo se desvanecía por completo en uno de esos garitos de poca gracia, en donde las luces parecen cansadas de estar de juerga toda la noche, en donde las alfombras que cubren el suelo a la vez las cubre una manta de alcohol y sangre. Los dos hombres se apoyaban en la barra, en la barra del único bar que vieron abierto. Los dos cabizbajos, mirando fijamente sus bebidas, dejando pasar el tiempo, sin hacerle caso, para que no les dañe ni les recuerde a nadie. Uno de ellos era bajito, pelo castaño, ojos pardos, tez morena, barba de tres días, ojeras de toda una vida…, el otro un poco más alto y de complexión mas grande se dio la vuelta y miro al moreno.
- otra vez aquí- le dijo, con una mirada de compresión.
- ya me conoces, soy tan débil que ni me aguanto a mi mismo- le respondió.
- otra vez esa mujer, ¿verdad?- le preguntó el hombre alto, mientras se acercaba a la boca el ron con whisky que se había pedido.
- ya sabes que si, me enamoro de las mujeres complicadas, de las que hay que luchar para conseguir una mirada sincera y de respeto- le dijo el otro, mientras le daba una calada a su cigarrillo, ya consumido y convertido en cenizas.
- pero si ni siquiera sabes lo que buscas- le espetó el hombre fornido.
El otro dejó de buscar su mirada en el vaso y giró la cabeza para ver mejor a su compañero de barra.
- tampoco sabré lo que siento- le respondió, con la misma voz calmada y débil.
- OH si, eso si que lo sabes, lo sabes tan bien como yo, ese hormigueo en la barriga cuando piensas en ella cada momento, esas escenas que te imaginas tan verdaderas y que casi las puedes tocar con la mano, esas en las que tu eres el caballero que se acerca a la doncella en su noble corcel y la ayudas a subir para mirarla a los ojos y después como respuesta a esa mirada le das un beso de esos que duran una, dos o tres eternidades, esas noches en vela por culpa de que ella se a apoderado de tu mente, si, conoces perfectamente esa sensación, te ocurre todos los días- le explicó, mientras se levantaba y pagaba la cuenta.
-eso, amigo mío, eso es…-
-amor-.

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