Sé que a este cuerpo le han recorrido
miles de sensaciones. No dejo de pensar
en qué oscuridad metí mi alma
para recorrer ahora este patíbulo
atado de manos, y de miradas, y de palabras.
En qué momento pensé arrojarme a la soledad
y vaciar mi rabia bajo tormentas y cielos muertos.
En dónde quedó la salvación que juró
construir en un rincón de mi mente
la esperanza que hace tiempo perdí.
A mí, que no sé si me regalaron el bien o el mal,
ya no sé si he vivido, si los agujeros
de mi chaqueta, llena de polvo y sangre,
son el futuro que me depara.
Pero si sé que ruge el fusil, y se rasga el aire,
y…
(silencio)
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