Y
siempre cantamos una canción,
porque la
noche nos parece joven.
Y
siempre nos miramos a los ojos
para que
la sonrisa nos enamore.
El tiempo
pasa colgado en tu cuello,
en el mío,
tus brazos cruzados.
La
botella se vacía a cada sorbo,
y nuestros
labios se van juntando.
Para
qué leer, si se puede vivir,
todo aquello
que podemos soñar,
sentados
juntos por la noche
en la
escalera de tu portal.
Para qué
reír si se puede llorar,
para
qué llorar si se puede reír,
y susurrar
en el silencio,
-te
quiero solo a ti-.
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