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domingo, 26 de febrero de 2012

Simplemente


Y siempre cantamos una canción,
porque la noche nos parece joven.
Y siempre nos miramos a los ojos
para que la sonrisa nos enamore.

El tiempo pasa colgado en tu cuello,
en el mío, tus brazos cruzados.
La botella se vacía a cada sorbo,
y nuestros labios se van juntando.

Para qué leer, si se puede vivir,
todo aquello que podemos soñar,
sentados juntos por la noche
en la escalera de tu portal.

Para qué reír si se puede llorar,
para qué llorar si se puede reír,
y susurrar en el silencio,
-te quiero solo a ti-.

martes, 21 de febrero de 2012

Mapas mudos


Tengo el suelo sucio de mentiras pilladas,
tengo el amanecer pintado en mi cabeza,
tengo en un mapa escritos tantos quizás
que no puedo soñarlos en la misma noche.

Tengo una llamada pérdida de la muerte,
cogí el tren de la mañana, a ningún lugar.
Me caí por el ocaso de las buenas nuevas
y dejé de escribir para mirar hacia atrás.

Imaginé un mundo de tres canciones,
y la luna al fondo de unos ojos vacíos.
Oí cantar un suspiro a las montañas
y que el viento deje los olivos fríos.

Camino porque un día me corté las alas
y sigo las vías sonriendo a cada estrella.
Y si se apaga la luz, escucho dónde está,
llorando en un rincón, la soledad.

viernes, 17 de febrero de 2012

Soledad


La soledad…, esa palabra que parece que entre ella crea un vacío enorme dejando sin significado a las demás, dominante entre todo aquello que pueda vencer. La soledad es lo que a veces reina en nuestros corazones, en nuestros ojos, en nuestras mentes, una soledad personal, un rasgo de pesar y melancolía, una ausencia de algo, pero cuando la soledad lleva mucho tiempo en nosotros, por muy fuertes que seamos, nos acaba venciendo. A ella nos sometemos porque es ella quien dirige sin quererlo nuestra vida, es la enfermedad de quienes no tienen al lado nada más que a ella misma.

Recuerdo un libro que describía la soledad como aquello a lo que aspiramos si a veces la vida no sale como a uno quiere. Ese trance, en la que impera en tu conciencia, hasta que sales de ella, o te mueres con ella.  

La soledad, maldita soledad que hace cambiar al más loco de los locos, el antídoto más efectivo es siempre el que uno puede darse, depende de las ganas que tenga, si aún le queda de eso. Puede ser una pena más, que ensombrezca tu vida. Puede ser una alegría que esperas. Pero si la soledad te coge de la mano, nunca te fíes, puede no soltarte en 100 años.

“El infierno está todo en esta palabra: soledad” Víctor Hugo.