Y como
un cobarde huyó
ese último
rayo de sol
entre las
telas de tu cortina,
y ese
último beso, nos lo robó.
Y ahora
pinto tu cara bonita
entro los
huecos oscuros de las estrellas.
Porque
este corazón está cansado de suspirar,
y suspira
su último verso.
Y quien
nace sabe que muere,
que deja
esos ojos atrás,
que bajo
el cielo azul del mar, no quiso dejar de mirar.
Y como
quien quisiera,
miraba esas
luces que brillaban en la oscuridad,
suspiraba
ese aire, de amarga felicidad,
recordaba
ese beso, que nos quisieron robar.
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