Esta noche
imaginé pasear por las calles de Paris, con la luz de las farolas marcando mi
camino. Y en el fondo del vacío, un sonido, un dulce y grácil sonido, profundo,
como los boleros que tocaban en los atardeceres junto al Sena. Caminé mientras
intentaba encontrarme, o quizás, sin pensarlo mucho, me alejaba un poco más de mí,
y disfrutaba mientras, de repente, desaparecía bajo una cortina de humo intensa
que me tapaba el camino…
Esta
noche soñé recorriendo por los paseos de Rio, en una frágil noche, pendiente el
tiempo de si se rompía el fino hilo de lluvia, y que volviese a llover sobre
mojado. A los lados del paseo, como sin quererlo, un pianista dejaba escapar de
sus manos las notas que dejaban escritas una bossanova en el cielo, y mientras,
bailaba ya con la lluvia bajo mis pies, sonriendo. Y de repente, la imagen se emborronaba,
y a lo lejos se sembraba otra imagen…
Esta
noche decidí sacar unos acordes de pequeño calibre, pero acertados, por los
bulevares de Nueva Orleans, susurrando con la guitarra un Jazz perdido y triste
en algún rincón de este mundo. Y a lo lejos, distorsionando el sonido
ambiental, un acordeón y un contrabajo hacían migas charlando en La menor.
Sucumbido,
olvido las avenidas, olvido que este verano se acaba y el otoño llena de hojas
los suburbios del corazón. Vuelvo a casa y dejo, esta vez sí, que el mundo
sueñe por mí.
¿Vas a dejar esa tarea, el soñar, al mundo entero? ¿Tomarás ese riesgo?
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Poco a poco has hecho que mi corazón vaya latiendo con más intensidad. De un pianissimo perdido que terminaría por no escucharse debido al allegro non troppo y finalmente dar paso a un allegro, a la cúpside. Forma inteligente de escribir. :)