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lunes, 18 de abril de 2011

Si en esta noche...

Si en esta noche no consigo dormir no será por mi culpa,
mi corazón de nuevo vuelve a llamar a la puerta,
me debo armar de las mejores palabras que tengo,
debo conseguir quitarme esta libertad que me encierra.

Aprender a fijarme en una sonrisa, una mirada.
En la luz reflejada en una playa desierta.
debo hallar lo que queda tras la lluvia,
Debo tumbarme y mirar el sol desde la hierba.

Debo quedarme para mirar los instantes
que en la vida se desean olvidar por penas,
los recuerdos falsos, las verdades de antes,
ya no son lo que eran, en mi puño y letra.

Debo apagar y quedarme solo en la oscuridad,
quiero ver por una noche el cielo y las estrellas,
que me inunde la soledad cuando no esté muerta,
que solo ilumine el claro, la luna llena.

Oigo el llanto de las hojas, del viento, del hombre.
quiero ver al verdugo de los poetas de primavera,
quiero sentir el alma, confundida y serena.
Debo saber que la culpa, no es mía esta noche.

martes, 12 de abril de 2011

Una balada de letras

Hoy me quería despertar de los sueños que no poseen fin,
de las historias que me persiguen, de los abrazos.
De las caricias, de las estrellas que me mienten.
De lo insensible que es un lápiz y un papel.
De los secretos que al oído se dejan contar.
De los milagros que la vida se deja en el camino.
De esos desiertos que recorro en la más profunda soledad.
De esos amores que se quieren y se dejan olvidar.
De esos besos con los ojos cerrados.
De esas miradas que en el fuego se hacen daño.
De esas poesías que son tuyas, o partes de ellas.
De esos ríos que con pena, abandonan la tierra.
De ese sin control, de ese destello de sombras.
De ese cuerpo que a mi lado, saboreo el cielo.
De esas noches que era vigilante desde tu alfombra.
De esas miradas que se quedan como el hielo.
De esa luna que sin piedad, ilumina las lagrimas de mi ventana.
De esas baladas que sin sus letras, los acordes matan poetas.
De esas voces que se asoman en cada amanecer.
De esos ojos que en la noche, me despiertan sin querer.

domingo, 10 de abril de 2011

A mis diecisiete

A mis diecisiete he decidido parar un momento en el camino de la vida porque como dijo Quino -¿uno va llevando la vida adelante o la vida se lo lleva a uno por delante?- y darme la vuelta para observar lo que llevo recorrido, buena metáfora esa del camino de la vida, real y verídica, como la vida misma. Y a lo largo del camino observo diversas cosas que como tal componen lo que viene a ser mi vida hasta ahora, momentos de pura alegría y felicidad mezclados con eternos momentos de tristeza, penas y cantares de melancolía.
Y así, desnudo e improvisado escribo esto para darme cuenta de que lo que llevo recorrido, que no es poco, y lo que me queda por recorrer, que espero que sea mucho, porque la vida es un misterio en donde debajo de cada piedra que hay en el camino te puedes encontrar lo inimaginable, lo inconcebible, lo extraordinario de vivir.

sábado, 2 de abril de 2011

Juego de codicia

Le miró a los ojos mientras se inclinaba sobre él, apoyada en la mesa, y con un suspiro le dijo todo lo que deseaba decirle después de tanto tiempo guardando silencio.

- Es eso ¿verdad?. Allí te sientes importante, allí eres alguien a quien respetan, tomas tú las decisiones y los demás las acatan, porque te tienen aprecio, te quieren y te consideran uno más de la familia, porque te lo has ganado, con confianza, con perseverancia, con un supuesto respeto. Pero sin embargo aquí no, aquí no has ganado, aquí no has conseguido lo que querías, lo que pretendías, porque no has sabido aceptar las reglas del juego. Con el tiempo te vuelves codicioso, ambicioso, no tienes nada aquí porque no has sabido jugar tus cartas correctamente. Has tenido oportunidades, oportunidades que has rechazado, que has roto con tu avaricia. Sientes que no eres nadie y prefieres irte a donde te respeten. Eso no es así y lo sabes, aquí uno no es más que el otro, aquí todos jugamos en el mismo bando, aquí todos somos iguales y hemos sabido aceptarlo, pero tú no, y por eso te has ido-

La chica se volvió a recostar en su silla, cogió el vaso que estaba apoyado en la mesa y se lo llevó a la boca, luego, con ojos observadores, vio al chico que estaba sentado en la otra silla, tenía el rostro serio y la mirada disuelta en el ambiente, sin saber a donde mirar, cualquier sitio, menos a ella. La chica dejo asomar una pequeña sonrisa por la comisura de sus labios, había dado en el blanco, y él lo sabía.