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sábado, 19 de octubre de 2013

La soledad de los vasos vacíos

Y es que el amor llega con el final casi inventado,
los vasos se llenan de decadencia perdida,
una brújula señala allá donde nunca queremos ir
y vivimos aferrados a las rendijas de las persianas.

Una palabra que escribe su legado imaginario,
soy un fantasma sin presente ni pasado,
la vida que a veces no guarda pasiones,
un mar en calma al borde del precipicio.

La pupila aterrada,
un beso oxidado,
un amago de duda inerte,
El camino que no cogí, porque no quise verte.

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