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miércoles, 29 de junio de 2011

100 lágrimas de soledad

Son cien lágrimas de soledad
las que cuento cada noche
mirando por el cristal.

Las heridas sin sangre,
que en el alma lloran,
pues no saben hablar,
se quedaron solas.

Las voces fallecidas en la oscuridad
que se olvidaron de escribir,
que se olvidaron de narrar.

Son momentos cobardes,
que ante la valentía,
solo arden.

Los besos fugados,
que no dejaron,
de ser imaginarios.

Son poemas que piensan en ti,
Son sueños sin principio ni fin.

Mil sonrisas y miradas,
Y en el fondo, un alma amargada.

Una balada que inunda el corazón.
Problemas, que el viento, no se llevó.
Es el lamento de un alma sin amor.
La verdad de una mentira que tenía razón.

Son cien lágrimas de soledad,
las que mando callar,
cada noche, por no recordar.

sábado, 25 de junio de 2011

Palabras de amor

Me soltó una risa estruendosa y larga que se hizo notar a metros de distancia.
-ÉL, él si era un hombre de los de verdad, no esos que se ven por la calle hoy en día, ese hombre vivió su tiempo sin fortuna ni gloria, ni penas ni desengaños, pero… ooh me cortaría un dedo si te estuviese mintiendo al respecto. No habrá otro como él, era único, sencillo y grande a la vez, todo lo que sé lo aprendí de él, todo, hasta sumar y restar. Aquel hombre, siempre en primera línea de fuego, lo recuerdo como el tipo que dejaba pasar el tiempo sentado en una silla al fresco en medio del campo respirando lo que él llamaba El temps que es respira, nunca lo vi quejarse de nada, solo del amor, esa heridas de amor que a veces se le quedaban abiertas y tenía que escribir para sanarlas, y lo soltaba todo, ¿sabes?, cosas preciosas que tuve oportunidad de leer. Aún recuerdo como conseguía conquistar a cualquier mujer con esas palabras de amor que escribía en una carta y la dejaba en el buzón de la afortunada, no había una que no se rindiese a su encanto.
Coincidencia, bueno, no lo sé, pero también tocaba la guitarra y había una canción que volvía loca a cualquier mujer que la escuchara de su boca, Paraules d´amor.

Paraules d'amor senzilles i tendres.
No en sabíem més, teníem quinze anys.
No havíem tingut massa temps per aprendre'n,
tot just despertàvem del son dels infants.


Magnifico…-
En sus ojos se reflejaba la nostalgia de, como él decía, un buen hombre.

miércoles, 22 de junio de 2011

Fábulas de vida

Si piensas lo difícil que es el mundo y lo complicado que es tu mundo, sabrás que no podrás vivir en ... (silencio).


Se acercó como un ola
a los acantilados.
Se centró en lo que 
no se pudo hacer.
Todas las palabras, 
se sintieron desfallecer.


Era un marinero en el puerto,
sin zarpar.
Un viejo molino arrogante,
sin respirar.
Era la extraña golondrina,
que nunca quiso volar.


A la farola se juntaba,
todas las noches de alta-mar.
La leyenda solo explicaba
que en el cielo se hacía mirar.


Fue la piedras 
de las temidas palabras.
Fue el daño
que no hizo nada.


Al silencio se acogió
cuando disparaban las preguntas,
que no pudo esquivar,
vinieron todas juntas.


Ya sabes, era un marinero
sin mar.
Un molino sin respirar.
La extraña golondrina, que no quiso volar.

domingo, 19 de junio de 2011

El pícaro del sofá

Recuerdo a ese tipo como si fuera ayer, pelo largo y andrajoso de color no identificado, ojos verdes brillantes donde se reflejaba la luz de la lámpara más cercana y una barba de 5 días, portentosa y la cruzaban varias cicatrices de sus años de juventud, alguna movida loca en un bar a las 4 de la madrugada cuando el dueño ya mandaba a paseo a la fila que se apostaba delante de la barra. Tenía un aspecto que te embaucaba y captaba toda tu atención al instante, te hacía preguntar -¿ese tipo de gente sigue existiendo?-. Delgado y cubriendo su cuerpo una chaqueta de cuero ochentera que había tenido más vida que el propio individuo que la sostenía, un hombre de pelo en pecho y con un tatuaje, dicen, donde solo lo podían ver las chicas de las bocas de fresa como él las llama, unos pantalones semi-ajustados y unas botas de rockero auténtico. Verle así, sentado en un sofá de piel marrón en un garito de poca monta, era hacer un viaje a lo más profundo del caos o de la buena vida, depende de cómo lo pillen los rayos del sol de la mañana siguiente.
En sus manos sostenía una guitarra Strato, color blanco sucio, raspada bastante por los bordes y con el clavijero quemado de tantos cigarros, y no tan cigarros, que ha tenido que dejar en algún lado para tocar la balada del diablo. En sus arrugas se demuestra que en algún tiempo estuvo necesitado de una luz firme que alumbrase su camino y no le bastaban las parpadeantes de los moteles de carretera, no, esas les señalaba otras cosas, cosas prohibidas dice él.
Un hombre que ya ahogó todas sus penas, que se asomó varias veces al tejado de la locura y otras tantas veces se bajó de él por vértigo, que se perdió por las curvas más peligrosas y supo encontrar al final esa boca de fresa, un tipo que ha decidido despegar de una vez quemando todos sus recuerdos.
Un hombre peculiar que a veces vaga por las noches buscando la luna llena, con su vitalidad de veterano en las guerras que se libran en la oscuridad entre la conciencia y el deber. Ya ves, un alma sin pena que vaga por la vida pidiendo limosna de cariño con sonrisillas de pícaro, en definitiva, un tipo majo.

sábado, 11 de junio de 2011

Una reflexión para pensar

Hace poco un gran amigo mio me dijo una verdad con la que me quedé pensando un buen rato intentando descubrir los entresijos que podría esconder, pero solo llegué a la conclusión de que es una frase en la que cada uno la puede interpretar como quiera, del modo que quiera y sacar su propia reflexión...


"Nos levantamos felices, desayunamos enfadados y nos acostamos llorando".



domingo, 5 de junio de 2011

Canción

Si solo fuera el rencor 
el que me hace pedir perdón.
En esta vida pasan cosas
que no se me notan.

Prisionero de mis sueños,
escritor cada noche,
no hay segundo en el tiempo
que no me perdone.

¿Dónde estuve?,¿dónde ando?,
quién me trajo arrastrando
lo que no quería ver
por triste que fue.

Quizás fueron esos versos
que murieron por no hablar.
Se quedaron esos besos
sin poder abrazar.

Oye, sal, te lo pido,
no son más que tres gotas,
una a una van contando
todas mis derrotas.

Oye, sal, que no es tarde,
no quiero ver tu sombra,
si en tu silencio
te guardas lo que importa.

Oye, sal, que más quieres,
esta vida es muy corta,
cada instante que pasa, 
se escapa por mi boca.