Que más me da todo si la vida no tiene una forma elegante de mandarme a la mierda, si no hay un rincón en la mente tranquilo y sereno que esté deseando buscar una esquirla de esperanza inerte. Que más da si el miedo no nace en los lugares más oscuros, que más da que la soledad se adentre en mis calles, que deje en las esquinas una huella de bienvenida. Si aún no he encontrado ese sueño que me duerma por las noches, ni la ruta de mis dedos por las paredes de mi cuarto, que más da...
Que más da si el agua sabe a cenizas, el viento una ráfaga de aire caliente, la vida una condena con tan pocos años. No es sino dos farolas en direcciones opuestas, un portal sin edificio, un cruce sin caminos. Albergamos la esperanza de esa llamada fugaz, de alejarnos del abismo porque no tengo paracaídas, de quedarme en la calle rayando las aceras con mi sombra.
Que mas me da si la vida no tiene una sutil forma de mandarme a la mierda, que mas me da si me paso las noches escribiendo mi esquela.