He ido
olvidando el tiempo pasado, mientras suspiro melancolías y dejo caer palabras
efímeras, por este acantilado de los viejos sueños.
No dejan
marchar las flores al sol, no dejan de enredarse las ramas del árbol a los
corazones que padecen soledad, y fugaz camino, y llora tu tristeza.
Por qué
añora con esperanza esa flor, que un día se encontró en el camino y al otro
supo enamorarse. Que no deja de pensar, tras crespúsculos caídos, cuantos besos
se llevó el viento, mientras los ojos cantaban las últimas canciones de amor.
Quién
despertó a las golondrinas que se posaban en mi alma. Y con la lluvia desnuda
de otoño se marcharon, a buscar otra alma solitaria.
Cuando todo
está callado, es cuando puedo hablar con silencios.
Mis palabras
callaron, y mi alma se mudó, y esta fría noche, con vientos del Norte y luna de
farol, nunca dejó existir, otro cielo con sol.